La revista The Lancet ha publicado un estudio sobre el aborto seguro encabezado por las doctoras Amanda Cleeve, Bela Granata y Kristina Gemzell-Danielsson, del Hospital Universitario Karolinska (Suecia), el Instituto Guttmacher y la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Lo primero es definir qué consideraron aborto seguro, ya que establecieron vayas definiciones intermedias.
La OMS considera aborto seguro aquel que se realiza por profesionales de la salud. Solo el 55% del total de las interrupciones del embarazo practicadas entre 2010 y 2014, aproximadamente se realizaron así.
En este estudio, se han incluido “subcategorías” dentro del 45% restante, entendiendo que hubo “abortos peligroso” (nada seguros) y abortos “poco seguros” (nivel intermedio).
Los abortos poco seguros fueron aquellos que sí fueron practicados por personal médico pero con métodos poco seguros (como el legrado uterino, desaconsejado por la OMS). O los que fueron realizados por personas no profesionales con métodos poco seguros, como las pastillas para abortar sin receta, ya que estas deben usarse con supervisión médica y a menudo se usa solo una de ellas y no en combinación ni con la ecografía posterior recomendada para comprobar que se haya realizado correctamente la expulsión. Esto sucede cuando la persona no tiene recursos para acudir a clínicas de aborto o no conoce o no cumple los supuestos legales cubiertos por la normativa para la interrupción legal del embarazo.
Según el informe, 25 millones de abortos en el mundo fueron poco seguros.
Abortos nada seguros fueron aquellos realmente muy peligrosos. Ni se realizaron por profesionales ni por métodos que se acercaran a ser seguros. Así, hierbas, brebajes, perchas de ropa, etc. Los resultados van desde lesiones permanentes para la mujer (pérdida del útero, sangrado doloroso, lesiones vaginales) pasando por el aborto incompleto hasta la muerte materna. Suponen el 14% del total de los abortos. El 97% de produjo en África, Asia y América Latina.
La investigación también se preocupó de analizar las circunstancias que llevan a las mujeres a recurrir a abortos peligrosos. Habitualmente fueron las leyes restrictivas con el aborto, la falta de disponibilidad de servicios médicos (especialmente centros de salud sexual, de interrupción legal del embarazo y de planificación familiar) y el coste de los mismos (incluido el precio de los métodos anticonceptivos).
El estigma social asociado al aborto y a la sexualidad (que redunda en la falta de educación sexual), también se relaciona con un mayor número de abortos peligrosos.
En países donde el aborto está prohibido o hay pocos causales legales para abortar, solo 1 de cada 4 abortos fue seguro. Sin embargo, en Europa Occidental y en las regiones de América del Norte donde los supuestos son más amplios, 9 de cada 10 abortos se practicaron de forma segura.
