Desde que en 2007 se despenalizada en aborto en Ciudad de México, organizaciones católicas ultraconservadoras iniciaron una cruzada antiaborto para impedir que el reconocimiento del derecho a decidir de las mujeres se extendiera a otros estados de México.
Uno de sus logros fue la modificación de leyes donde se incluía la máxima protección de la vida desde su concepción, con normas que castigaban duramente a las mujeres que decidían interrumpir su embarazo. En esta estrategia, la contrarreforma más reciente ha sido la impulsada y aprobada en Veracruz, donde los legisladores equipararon el aborto con homicidio calificado, un paso más en la criminalización del aborto y hacia las mujeres que deciden abortar.
En México, al ser un país federal, las leyes varían de unos estados a otros. Con respecto a aborto, en todos los estados es legal en caso de violación. En 24 estados, el aborto es legal, solo si la vida de la mujer corre peligro; en 16, si se identifican defectos de nacimiento graves o trastornos genéticos en el feto; y en 14, si la salud de la mujer está amenazada. Solo en Ciudad de México el aborto es legal por decisión de la mujer (sin tener que alegar causa) en las primeras 12 semanas de gestación
Sin embargo, y a pesar de que el aborto es legal en determinados supuestos, el acceso al aborto legal en todo México no está exento de obstáculos y restricciones. Un ejemplo es el aborto en caso de violación, a pesar de ser legal en todo el país, a las mujeres no se les facilita la información y los medios para poder acceder a interrumpir su embarazo fruto de una violación. Por otro lado, la ola de conservadurismo que ha llevado en estos años al endurecimiento de leyes respecto al aborto, ha provocado que cualquier aborto sea sospechoso de haber sido provocado. Incluso en mujeres que han tenido una complicación obstétrica y como consecuencia han tenido una aborto espontaneo.
En más de una década, los grupos más conservadores de México han conseguido una gran influencia tanto por su poderosa estructura económica como por las relaciones políticas que han logrado tejer desde hace más de diez años.
Desde organizaciones defensoras de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres se denuncian coacciones hacia las mujeres que acceden a los servicios de aborto de la capital. Donde los grupos antiaborto, muy activos, adquieren cada vez más visibilidad.
Ciudad de México se ha convertido en una isla progresista en medio de estados muy conservadores que legislan limitando derechos y criminalizando cualquier sospecha de aborto, sea este voluntario o involuntario. Además la actividad de los grupos antiaborto, como Vida y Familia, se han hecho cada vez más visibles y fuertes en todo México.
Entre las estrategias de los grupos anti-elección o anti-derechos, está el difundir información errónea con la intención de sembrar miedo y dudas entre la población mexicana, particularmente entre las mujeres. En este sentido una de las ideas falsas que se promueve es el supuesto síndrome “post-aborto” un síndrome ampliamente desmontado por la comunidad científica pero que se sigue fomentando diciendo que provoca en la mujer cuadros de ansiedad, depresión incluso de suicidio.
Otra de las estrategias de estos grupos ultraconservadores es la de estacionarse frente a las clínicas legales que practican abortos e increpar y hostigar a las mujeres que acuden a sus instalaciones. El objetivo es inducir el miedo a estas mujeres para que desistan de su decisión.
Desde organizaciones defensoras de los derechos humanos se denuncia la actual situación de desigualdad que viven las mujeres mexicanas, donde según el estado donde se resida puedes tener acceso o no al aborto.
