Anticonceptivo Devo-Provera
Han transcurrido prácticamente dos décadas desde que Israel llevara a cabo la famosa “Operación Moisés” mediante la cual atrajo al país a etíopes reconocidos en los años 70 como judíos por el Rabinato.
A día de hoy se calcula que más de 100.000 miembros de esta comunidad viven hoy en Israel y registran un porcentaje de hijos mayor que el resto. Un motivo por el que un grupo de mujeres etíopes ha denunciado que se les administrara el anticonceptovo Devo-Provera para controlar su fertilidad. Se trata de un potente anticonceptivo con efectos secundarios como osteoporosis, dolores de cabeza o abundantes sangrados que ellas han asegurado desconocer, al igual que la existencia de otros métodos anticonceptivos, como han indicado en la carta enviada al Ministerio de Sanidad.
La polémica surgió a raíz de los resultados de un informe elaborado por distintas ONGs en el que se reflejaba el descenso en más de un 20% de la tasa de natalidad de la comunidad etíope.
Alrededor de una treintena de mujeres ofrecieron su testimonio en televisión aludiendo que se les administraba la inyección cada tres meses pues les indicaron que las mujeres que daban a luz varias veces sufrían considerablemente, como relata el diario El País.
Según respaldan varias ONGs y asociaciones, en torno al 57% de las 5.000 mujeres que acudieron en 2008 a las consultas para que se les administrase el anticonceptivo Devo-Provera eran de origen etíope, llegando incluso a relacionar el suministro de este anticonceptivo con motivos étnicos para reducir su número de hijos puesto que el porcentaje de etíopes es mayor que el resto.
La respuesta de Sanidad
Por su parte, el director general del ministerio israelí de Sanidad, Roni Gamzu, remitió una carta a las clínicas en la que pedía no renovar las prescripciones del Depo-Provera a aquellas mujeres de origen etíope o de otra nacionalidad “si por cualquier razón haya el mínimo temor de que no entendieron las consecuencias del tratamiento”. Asimismo, en la misiva recuerda que este colectivo ha de disponer de un intérprete para entender a la perfección todos los detalles del tratamiento.
No obstante, Gamzu ha querido dejar claro que revisarán cómo se dan las prescripciones de anticonceptivos, lo que no supone admitir que éstas fueran utilizadas en muchos casos contra la voluntad de judías inmigrantes etíopes.
