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¿Qué ha aportado el feminismo a la sexualidad?

| Blog | Sexualidad

En este post repasamos algunos de los temas donde el feminismo ha podido mejorar varios aspectos de la sexualidad.

Los derechos sexuales y reproductivos no pueden entenderse sin hablar de los derechos de las mujeres. Al fin y al cabo, todos son derechos humanos. También la igualdad entre mujeres y hombres es básica de cara a solventar los problemas de deseo sexual.

Feminismo y sexualidad


Ha fallecido Kate Millet, la autora de “Política Sexual”, un libro que revolucionó el feminismo y la sexualidad de las mujeres. Sus aportaciones y las de otras feministas han sido fundamentales para incluir la perspectiva de género en las relaciones afectivo-sexuales y que estas sean más equitativas.

1.    Lo personal es político.

 “El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos. Entre seres libres, es otra cosa”.  Kate Millet

“El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal.“. Simone de Beauvoir.

El lema de Kate Millet, lo personal es político significa también que lo sexual es político. La violencia de género (la violencia sexual, la violencia obstétrica, etc.) ha hecho plantearse a las mujeres que debían tomar sus propias decisiones y reapropiarse de aquello que les había sido robado. Relegar estos temas a la intimidad silenciaba múltiples problemas de gran magnitud.

2.    El papel de la mujer no es meramente reproductivo, la sexualidad cumple otras funciones.

"Uno de los mitos favoritos de la mentalidad conservadora consiste precisamente en que toda mujer es una madre en potencia" Kate Millet

Una de las pruebas de que tradicionalmente se ha socializado al género femenino hacia la maternidad es que todas las prácticas sexuales que “supuestamente” no son reproductivas han sido tabúes. Véase masturbación, prácticas no coitales, el sexo durante la menstruación, durante la juventud, la vejez, en personas con otra orientación e identidad de género y con diversidad funcional. El patriarcado se creó para controlar la sexualidad  y la maternidad de las mujeres. Desde entonces se relegó a las mujeres a un papel meramente reproductivo, a la esfera de lo privado. Por eso duelen tanto las identidades que se salen del papel marcado (lesbianas, trans, mujeres que disfrutan de su libertad sexual, deciden sobre su cuerpo, eligen no ser madres, etc.).

Debido al estereotipo arraigado de que las mujeres deben ser madres, de que biológicamente todas tenemos un instinto maternal, se condena la libre decisión sobre la maternidad. De ahí la prohibición del aborto y la dificultad de acceso a educación sexual y métodos anticonceptivos en muchos países. Y la imagen de que no existen mujeres que no quieren ser madres. Por poner un ejemplo en nuestra época actual. Repasad cualquier serie de televisión que conozcáis. Seguro que ha salido alguna mujer que sufría por no poder tener hijos. Pero, ¿cuántas recordáis que durante toda la serie se hayan mantenido firmes en la decisión de no tenerlos? El feminismo ha mostrado que existen las mujeres que por propia convicción (no por problemas económicos, porque no puedan, por "no haber encontrado la persona ideal" o porque "ya cambiarán de opinión") no desean tener descendencia, del mismo modo que respeta a aquellas que deciden hacerlo.

3.    El sexo no es sólo penetración y genitales. El auténtico problema de la falta de deseo femenina es la desigualdad.

“Ninguna mujer tiene un orgasmo abrillantando el suelo de la cocina”. Betty Friedan.

El problema real de la falta de deseo de muchas mujeres es la falta de equidad. Cuando aplicamos la perspectiva de género a la sexología, y concretamente, a las disfunciones sexuales de muchísimas mujeres, obtenemos que rara vez existe la anorgasmia femenina, son mujeres pre-orgásmicas. Y el problema real de la falta de deseo de muchas mujeres es:

•    Cuando no hay corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado, estamos agotadas y no nos apetece realizar prácticas sexuales.

•    La sociedad nos ha puesto en un papel de superwoman (perfectas amantes, perfectas trabajadoras, perfectas en la cama, guapísimas) que tenemos miedo a no cumplir. Además no podemos dejarnos llevar y perder el miedo el control.

•    Nos han hecho sentir inseguras con nuestro cuerpo a base de mostrarnos modelos de belleza inalcanzables (a través de los medios, para que consumiéramos más, una mujer segura no es rentable). Entonces, llegamos al encuentro sexual sin relajarnos pensando sólo en si nos verán nuestras imperfecciones y lo haremos bien. Nos quedamos en el rol de “espectadoras”, pensar en la otra persona,  y no nos entregamos. Tenemos miedo “al qué dirán”.

•    Para muchas mujeres el placer sexual sigue siendo tabú y su único tratamiento de la sexualidad han sido mensajes de represión y miedo (o de hipersexualización) que les impide ponerse en el centro y disfrutar plenamente de una sexualidad elegida libremente, así como pedir lo que les gusta realmente (por ejemplo, la mayoría prefiere la estimulación del clítoris al coito).

•    A los hombres no se les ha educado para pensar en alternativas al sexo no coital. Esto carga más presión a su miedo a no dar la talla. Para colmo, se les ha reprimido la comunicación de sus propios sentimientos. Las prácticas que queremos ambos no se corresponden, la sexualidad masculina y femenina es distinta y falta empatía.

 
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