Menstruación
La menstruación es un proceso natural que, sin embargo, se ve rodeada de mensajes negativos y culpabilizadores. Esto influye en la vivencia que se tiene de la misma. Sin embargo, cada vez son más las alternativas para afrontar la regla de forma más saludable.
Frente a los productos de higiene menstrual con contaminantes tóxicos y a la medicalización que se hace del cuerpo de las mujeres, existen voces que ofrecen otras vías más positivas para la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
Recientemente, investigadoras de la universidad de Granada (España), elaboraron un nuevo método para medir los contaminantes de la menstruación. Según los resultados, encontraron presencia de bezofenonas y parabenos en productos de higiene y cuidado personal en muestras de flujo menstrual. La exposición a estos tóxicos se relaciona con la endometriosis, entre otros riesgos. Muchos de ellos no se eliminan por la orina. También afectan a la regulación y características del sangrado, además de poder actuar como disruptores endocrinos, según afirma una de las responsables del proyecto, Olga Ocón.
Para evitar las malas prácticas que la sociedad ha asociado al periodo, ha surgido el denominado “activismo menstrual”. Entre otras iniciativas, pone en valor los productos de higiene menstrual con menos contaminantes, más económicos y ecológicos, como la copa de luna o las esponjas menstruales. Además, buscan la reconciliación con el propio ciclo menstrual. De este modo, nos reconectaríamos con las fases y emociones propias de cada momento como método de empoderamiento y conocimiento del cuerpo. Otra de las propuestas ejercitar el útero para prevenir los dolores menstruales.
Erika Irusta, autora de “El Camino Rubí”, una web sobre la menstruación, insiste en que no hay nada erróneo en el cuerpo de las mujeres, la mitad de la población, y que no debemos asumir que el dolor es parte de la regla, sino que es algo que el sistema ha hecho que nos genere culpa, ansiedad y alteraciones hormonales a través de medicación y tratamientos enfocados a la reproducción.
Sin embargo, hablar de la menstruación o del flujo, continúa siendo tabú. La autora del blog Uterotopías, Alicia Domínguez, afirma que la regla siempre se enfoca desde el punto de vista del dolor y la reproducción, cuando debería ser un lugar de placer y salud.
Aunque en la antigüedad algunas culturas usaban el flujo menstrual como fertilizante o se adoraba el papel del útero en la fertilidad, en la actualidad se siguen lanzando muchos mensajes negativos sobre la menstruación.
El 48% de la población de Irán tiene el mito de que tener la regla es una enfermedad. En algunas regiones del Nepal se encierra a las mujeres durante el periodo. Una joven murió asfixiada por esta práctica. En Afganistán creen que bañarse durante la menstruación causa esterilidad. En Japón muchas personas aún creen que las mujeres no deben cocinar cuando están menstruando porque “son inestables” y alteran la comida, especialmente el pescado. Una creencia similar existe en algunas zonas de la India, donde creen que la comida puede pudrirse si es tocada por una mujer que tenga la regla.
Son muchos los países del mundo donde se retira a las niñas de la escuela con su primera menstruación porque comienza su vida reproductiva (ser madres), además de por la falta de artículos de higiene menstrual y de agua. Es el caso de ciertas regiones de África, pero también se ha detectado esta práctica en Perú.
En Bolivia, UNICEF alertaba de que la recomendación ecológica de no tirar toallas higiénicas a la basura común ha sido malinterpretada por algunos sectores de la población llevando a la creencia de que el flujo menstrual puede producir enfermedades, aumentando la vergüenza en las niñas.
