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El cerebro… ese órgano sexual desconocido

| Blog | Educación sexual

Empezamos 2014 recordando que aprender de nuestro cuerpo y utilizar nuestra inteligencia sexual son herramientas fundamentales para poder disfrutar más y mejor de nuestras relaciones sexuales.

Cuando hablamos de sexualidad inmediatamente pensamos que está se centra en los genitales, la boca, el cuello, los pechos o las orejas pero muy pocas veces pensamos en el cerebro como órgano sexual por excelencia, sin embargo de él depende no sólo la secreción hormonal que desencadena la excitación sino también manda en nuestras emociones y sentires.

Cualquier zona de nuestro cuerpo, con la estimulación adecuada, puede ser interpretada por nuestro cerebro como algo excitante y placentero. Dejarse llevar es la mejor forma de sentir placer. Si intentas controlar la respuesta sexual puedes acabar forzando la situación y teniendo una mala experiencia. Por eso es muy necesario aprender a disfrutar plenamente de nuestro cuerpo y nuestras relaciones aprendiendo a ser sexualmente inteligente. Aquí te damos algunos consejos que te ayudarán a lograrlo:

  • Aceptar nuestra sexualidad como algo natural y mejorable: Una buena base de educación sexual, libre de mitos y tabúes sexuales es fundamental para entendernos con naturalidad y descubrir cuál es la intervención real de nuestro cerebro en el proceso sexual.

  • Conocer nuestras partes más sensuales y eróticas: Saber qué nos atrae y qué nos gusta es tan importante como identificar qué nos da pudor, repugnancia, molesta o daña y en consecuencia potenciarlo o eliminarlo de nuestro repertorio de conductas sexuales para que nuestra experiencia siempre sea agradable.

  • Evitar comportamientos eróticos porque los demás los hacen: Puede generar expectativas falsas que, si no van contigo, van a hacer que el sexo deje de ser una experiencia gozosa y libre.

En definitiva es el cerebro del que depende que algo no excite o no, que algo nos atraiga o lo rechacemos. Por esto es importante conocer nuestro cuerpo, lo que nos gusta y nos erotiza, lo que no nos gusta. Conocer que le gusta o no a la otra persona y de esta forma ir conociendo y desarrollando habilidades encaminadas a enriquecer nuestra experiencia sexual.

 
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