Irlanda, un país profundamente católico, decidió en referéndum liberarse de una normativa cruel. Una amplia mayoría de ciudadanos voto eliminar la enmienda constitucional que prohibía el aborto, bajo una de las leyes más restrictivas del mundo.
El éxito en las urnas ha sido arrollador, con un 64,8% de participación. El sí ganó con un 66,4% frente al no con un 33,6%. Además el decisivo resultado fue respaldado tanto en zonas rurales como urbanas, y tanto por hombres como por mujeres. La iniciativa encontró un mayor apoyo entre la juventud, muchos jóvenes regresaron de sus empleos o estudios fuera del país para poder votar. Este masivo respaldo supone un triunfo indiscutible para el avance de los derechos de las mujeres en Irlanda.
En palabras del primer ministro, Leo Varadkar, que participo activamente en la campaña del sí, “ha sido un gran ejercicio democrático. La gente ha hablado y la gente ha dicho que quiere una constitución moderna, un país moderno, que confían en las mujeres y las respetan, para que tomen las decisiones adecuadas sobre su propia salud”.
Importante es también el hecho de que por primera vez se haya contado con el voto mayoritario de los profesionales de la medicina, como Peter Boylan, jefe del Instituto de Tocólogos y Ginecólogos, firme defensor del aborto libre.
Ivana Vacik, destacada activista a favor del sí, afirmó “lo que ha cambiado la opinión de la gente es el haber sido conscientes durante muchos años del inmenso daño que esta causando la enmienda octava.”
Tras el triunfo aplastante del sí en el referéndum, Irlanda se centra ahora en la elaboración de una nueva ley que regule la interrupción legal del embarazo. Su tramitación se prevé rápida, para que entre en vigor a final de este año. La propuesta del gobierno será permitir el aborto libre (sin tener que alegar causa) en las 12 primeras semanas de gestación y a partir de ese momento, hasta las 24 semanas, cuándo se den determinados supuestos.
Con la aprobación de esta propuesta, Irlanda dejará de ser uno de los pocos países europeos cuya legislación prohibía casi por completo el aborto. Malta, será el único país de la Unión Europea que sigue prohibiendo el aborto, con penas de entre 18 meses a tres años de prisión.
El avance que supone el éxito del referéndum en Irlanda, no se puede desligar de la ola feminista que recorre el mundo exigiendo más derechos para las mujeres. Derechos que van desde el control de su cuerpo y su salud, igualdad laboral o una decisiva lucha contra el machismo y la violencia de género.
Un ejemplo de la fuerza de este movimiento son las propuestas para despenalizar el aborto que se están debatiendo en Argentina, o en Chile, donde en 2017 se legalizó el aborto para salvar la vida de la madre, inviabilidad fetal o por violación.
El movimiento de mujeres en defensa de sus derechos, contra la violencia machista y los feminicidios está más fuerte que nunca. Su avance es imparable.
