La lucha por el derecho al aborto, el derecho a decidir, en los países latinoamericanos sigue siendo un objetivo para las mujeres, esta situación está muy lejos de conseguir cambios significativos en muchos países.
Uno de lo últimos casos que ha conmocionado al mundo es el caso de una niña brasileña de 10 años violada por su tío cuya justicia brasileña finalmente autorizó la interrupción del embarazo y miles de activistas anti-abortistas intentaron evitar por todos los medios este aborto.
En un primer momento la niña fue ingresada en un hospital del que fue trasladada finalmente porque se negaron a practicarla la interrupción del embarazo.
Algunos diputados llamaron asesina a la niña, algo inexplicable después de oír el terrorífico relato de la niña que había sido violada de manera sistemática desde que tenía 6 años.
Brasil es un país donde el aborto solo está permitido en caso de violación, si la vida de la madre embarazada está en peligro o si el feto presenta anencefalia.
El 97% de mujeres latinas viven en países donde el aborto esta prohibido, por lo que intentar finalizar con un embarazo puede acarrearlas graves consecuencias como la privación de libertad e incluso, en el peor de los caso su vida.
El aborto a pesar de ser una practica relativamente sencilla se convierte en muchos países en un problema de salud pública ya que aboca a muchas mujeres a un aborto clandestino, con el peligro que ello conlleva. Estas restricciones legales son una gran amenaza para la vida de las mujeres
Hay países como El Salvador, Honduras, Nicaragua y Haití donde el aborto está prohibido en cualquier supuesto, esto coincide también con índices de violencia sexual muy altos, donde ademas se vive la incoherencia de que las penas de aborto son mayores que las penas por violación.
Hay países donde el aborto no es tan restrictivo, pero donde las mujeres tienen que seguir luchando contra la objeción de conciencia de muchos ginecólogos que no quieren realizarla la ILE pese a ser legal.
Hay que seguir luchando por todas aquellas mujeres donde todavía no pueden decidir y donde sus derechos reproductivos son muy restrictivos.
Las mujeres somos dueñas de nuestro cuerpo y nadie puede decidir por nosotras.