Consejos para ofrecer información sexual

| Educación sexual |

Ofrecemos ideas sencillas para desterrar mitos a la hora de facilitar educación sexual




¿Qué errores se cometen frecuentemente cuando se afronta la información sexual?  Ofrecemos algunos consejos muy básicos para personas no expertas en la materia desterrando algunas creencias falsas.

Limitar la educación sexual a una determinada edad. La sexualidad (como nos relacionamos con nuestro sexo) existe durante toda la vida. Desde la infancia sentimos curiosidad por nuestro cuerpo y el del resto, descubrimos nuestra identidad y orientación sexual, necesitamos afectos y autoestima, es vital el cuidado de nuestra salud… Tampoco es necesario esperar a la menstruación para hablar de los embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual (y menos desde el miedo y los tabúes, como ocurre en la mayoría de las ocasiones). Esto lanza el mensaje de que debe ser algo prohibido, que nunca hay placer en ello, y que siempre va a ligado a la reproducción. Si queremos fomentar relaciones sexuales conscientes, informadas y responsables es mejor dejar los canales abiertos durante todas las etapas. Por último, recordemos que en la edad madura las prácticas sexuales no desaparecen.

Centrar las relaciones sexuales en el coito o en los genitales. Las prácticas sexuales son muy amplias, el cuerpo tiene múltiples órganos sexuales, que son diferentes de los órganos genitales. Además existen muchas formas de practicar el sexo más allá de la penetración, que, por otro lado, tampoco tiene que implicar necesariamente un pene. Si se decide implicar los genitales, existe el sexo oral, la masturbación, etc. Las mujeres manifiestan sentir mucha más excitación con el clítoris, que actúa en interacción con el punto G. Por otro lado, tenemos terminaciones nerviosas en todo el cuerpo, cada persona puede encontrar placer en sus propias zonas erógenas. Al entrar en juego el cerebro en el proceso, por los estímulos que recibe, también pueden ser importantes las fantasías y la erótica propia de cada persona. Así, hablamos de una sexualidad “global”, un paseo en el que las relaciones sexuales van más allá de un solo modelo. Puede haber caricias, besos, sexualidad a solas, con varias personas, con juguetes… Todo es válido mientras las relaciones sexuales sean libres, responsables y no hagan daño a ninguna persona.

Confundir identidad sexual con orientación sexual
La identidad sexual es el sexo al que sentimos pertenecer (varón, mujer o las múltiples posibilidades intermedias, incluso no querer clasificarse). La orientación del deseo es el sexo hacia el que sentimos atracción afectivo-sexual

Tener una perspectiva heterocéntrica de la sexualidad. A menudo la educación sexual se enfoca con mensajes dirigidos a la población heterosexual. Así, se presupone que todo el mundo tiene que tener una pareja del sexo contrario. Por ejemplo, es habitual encontrar materiales que solamente muestran parejas de un hombre o una mujer. O que en las consultas se pregunte, por ejemplo, a las mujeres por su marido o a los chicos por su novia. A la hora de ofrecer consejos anticonceptivo, también se refieren a las prácticas sexuales de una manera claramente coitocéntrica, cuando en el caso de las mujeres lesbianas su salud sexual es claramente diferencial. Cuidemos el lenguaje para incluir la diversidad que existe en nuestra sociedad y ofrezcamos métodos de protección adecuados.

La forma en que nos referimos a los métodos anticonceptivos. Existen diferentes métodos anticonceptivos, pero no todos ellos previenen de infecciones o enfermedades de transmisión sexual, ni todos ellos son métodos de barrera. Algunas personas tampoco los usan para prevenir embarazos no deseados. Existen métodos naturales con baja eficacia, métodos hormonales que influyen en el ciclo menstrual y métodos de urgencia (que no deben emplearse de manera habitual por sus efectos secundarios).

Los mitos sobre el aborto. La interrupción del embarazo es un tema que también debe ser abordado por la educación sexual, incluso en las facultades de medicina. Como ratificó la ONU, se trata de un derecho humano. Cuando no existe interrupción legal del embarazo, ello no conlleva menos abortos, sino más prácticas clandestinas y por lo tanto mayor número de muertes maternas. Por otro lado, no existe ningún síndrome psicológico asociado al aborto, si bien varios informes sí que han demostrado que puede provocar traumas el continuar con un embarazo no deseado. Por supuesto que se debe incidir en las medidas para prevenir este tipo de situaciones, mediante educación sexual y garantía de acceso a métodos anticonceptivos. Pero una vez que se produzcan, son las leyes más amplias en la materia las que incluyen este tipo de medidas y ayudan a las mujeres a tomar su decisión libremente en las primeras semanas y de manera más saludable.

 
 

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