¿Cómo hablar de sexualidad con hijas e hijos?

| Educación sexual |

Claves para abordar la educación sexual en la infancia y adolescencia




La educación sexual tiene como objetivos que cada persona se conozca, se acepte y viva su erótica con satisfacción. La primera conclusión que extraemos de esto es que la sexualidad no es sólo la relación sexual entre dos personas. Así, educar sexualmente a nuestras/os hijos/as también es enseñarles a conocer su cuerpo, su sexo, aceptarlo, quererle/s, que se quieran, fomentar su autoestima, acompañarles en todo el proceso de relacionarse consigo mismo/os/as y con el resto del mundo, conocer su diversidad sexual, sus emociones, transmitir valores de igualdad y un largo número de etcéteras. Por eso queremos centrarnos en algunas claves.

EL CLIMA PARA EL DIÁLOGO. Madres y padres no son un consejo de expertas/os. Nunca viene mal informarse, pero no pasa nada si en el pasado no recibimos una educación sexual adecuada (a la mayoría no nos la dieron) o sentimos inseguridad. Es normal que nos de vergüenza afrontar ciertos temas. Si vamos encontrando espacios para satisfacer su curiosidad regularmente, el tema acabara saliendo con naturalidad. Basta con mostrar que estamos ahí para cualquier duda, que no es un tabú ¿El truco? Responder siempre todas sus preguntas con la verdad e ir un poco más allá, siendo generosos con la respuesta. Tampoco se trata de adoptar el papel de amiguetes de buen rollo. El grupo de iguales cumple otra función. En cualquier caso, si hay temas importantes que no han salido, es bueno que nos adelantemos. Intentemos usar una situación cotidiana y cómoda. La empatía, el respeto, un clima de confianza, hablar regularmente y aceptar con compresión sus opiniones, aunque no sean las nuestras, ayuda. Podemos empezar transmitiendo lo que opinamos de la sexualidad.

LA EDAD DE INICIO. La sexualidad existe durante toda nuestra vida, luego debemos educar desde el principio. Desde que un/a bebé nace, ya hay afectividad, va percibiendo su cuerpo, su sexo. El error es asimilar el sexo con la etapa reproductiva, el coito, etc. Si sólo empezamos a hablar del tema a una adolescente cuando tiene su primera menstruación para prevenir los embarazos, estaremos generando miedos, inseguridades y tabúes. No lleguemos tan tarde porque entonces sí que la situación será tensa y tendremos que explicar todos los conceptos que no aclaramos antes.

LAS SITUACIONES INCÓMODAS
A lo largo de la vida de hijas/os habrá muchas situaciones incómodas. No sólo por posibles discusiones. Aquí os enumeramos algunos ejemplos que suelen ser difíciles de tratar para padres y madres. La masturbación,  en concreto, es habitual que se presente en edades tempranas. Más adelante, puede haber juegos infantiles entre niños de edades parecidas. No lo veamos con ojos adultos. Están descubriendo su cuerpo. Si castigamos ese comportamiento o lo prohibimos pueden generarse culpas innecesarias. En el primer caso, enseñemos que corresponde al espacio íntimo. En el segundo, se recomienda “mirar hacia otro lado”, si bien depende de muchos factores. Imaginemos que nuestra criatura no responde al comportamiento que se supone debería tener para su género. Por ejemplo, que es un chico que juega con cocinitas. Recordemos que son cuestiones impuestas socialmente, que no tienen nada que ver con la orientación sexual. Fomentemos una educación igualitaria. Otros casos muy incómodos son las típicas preguntas sobre la maternidad, ¿de dónde vienen los bebés? No hace falta mentir. Existen cuentos y vídeos muy interesantes para explicarlo. Cuando llegan a la adolescencia suelen ser menos afectivos y debemos respetar esos silencios, sin forzar las situaciones para hablar. Tampoco debemos tratarles como si fueran tontos, muchas veces ya han adquirido información sobre ese tema.

¿LO QUE NO SE NOMBRA NO EXISTE? Hay quien piensa que si no hablamos de sexualidad, no se practicarán relaciones sexuales con penetración. Precisamente es todo lo contrario. Mostrándonos abiertos al diálogo se resolverán todas las dudas, se conocerán los métodos anticonceptivos y se fortalecerá la autoestima de hijos/as para poder decidir libremente de cara a iniciar, consentir o negarse a una relación sexual. Del mismo modo, existe la idea errónea de que si no hablamos de la homosexualidad, nuestros/as hijos/as jamás tendrán esa orientación sexual. La orientación sexual no se elige, pero sí podemos mejorar la relación familiar mostrando nuestro respeto por la diversidad sexual. Así, la comunicación será más fluida. ¿Más dudas? Pregúntanos.

Y de regalo, un par de recursos muy interesantes.

 
 

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